El campesino y la gata
Un campesino un día reflexionó: "¿Por qué tengo que alimentar al gato si no me sirve para nada? Tres
veces al día bebe un plato de leche. En una semana es un cántaro, en un mes una jarra y en un año un
gran barril."
De inmediato calculó todo en dinero. ¡La suma a la que llegó le dejó sin aliento!
Llamó al gato:
"¡Micino! ¿Dónde estás?"
El gato corrió porque pensaba que el campesino le había preparado leche.
Sin piedad le dijo que tenía que abandonar la casa.
El gato le suplicó desesperadamente: "¡Señor, no me eches! Te he servido fielmente durante muchos
años. ¿A dónde iré ahora?"
Pero él no se suavizó. Tenía un corazón de piedra.
Así que el gato hambriento se fue por el mundo.
El campesino se felicitó satisfecho:
"Un parásito menos."
Pasó mucho tiempo sin que pasara nada.
Hasta que apareció un ratón. Luego otro, y otro más. Incluso llegaron ratas de algún lugar.
Pronto el granero con el grano quedó completamente vacío. No quedó ni un solo grano.
Cuando el campesino se dio cuenta, se arrepintió demasiado tarde.
"¡Micino! ¡Micino, vuelve!"
Llamó, llamó, pero en vano.
Traducido al español mediante inteligencia artificial
Enlace original: https://firesnake.eu